El
pasado martes día 7 de febrero celebramos el
CVII Foro de debate, cuya ponencia corrió a cargo del doctor Antonio
Vallés Arándiga. Fue presentado por Rafael Olivares destacando, además de su
amplio currículo, sus cumplidas intervenciones desde el año 2008 en nuestros
Foros de debate.
El
doctor Vallés Arándiga Inició su ponencia hablando sobre la Teoría de la Mente,
ToM, que también podría llamarse
razonamiento, memoria y atención, como capacidad de conocer a los demás.
Poseemos neuronas especulares, responsables de la empatía; si además interviene
nuestra voluntad podemos ayudar a los demás. Mediante esa capacidad innata que
desarrollamos podemos conocer las expectativas de los demás (ya sé de qué pie
cojea) y tratamos de “adueñarnos de lo que su mente piensa.” La ubicamos en el
córtex frontal y sirve para reducir la incertidumbre después de obtener información
visual y verbal de otra persona.
La
ToM difiere de la intuición, que es una información que entra en nuestro
cerebro sin tener plena conciencia de ello. La ToM utiliza el conocimiento
intuitivo para tratar de averiguar lo que los demás piensan.. Todo lo que
pensamos para con nosotros lo aplicamos a los demás para tratar de obtener
información. En ese proceso intervienen la parte cognitiva, la motora y la
emocional al objeto de evitar que el desconocimiento del otro nos pueda
ocasionar inquietud y más cautela.
Empatía:
es una reacción emocional coherente en sintonía con nuestro interlocutor.
Inicialmente es reactiva, no consciente. Se avanza hacia un componente
intelectual de comprensión y preocupación empática que desemboca en simpatía,
malestar o angustia personal. Ante esto aparece la ECPATÍA, o distanciamiento emocional protector, que limita el grado
de angustia personal que compartimos empáticamente con nuestro interlocutor;
como un control sobre el estrés empático y la alegría empática.
Existe
una empatía disposicional, inherente, de arraigo, y otra situacional o
diferencial según situaciones; con dos dimensiones: la parte expresiva, que
proyectamos, y la parte sentida. (Expuso claros ejemplos para la comprensión de
una y otra, como también sobre la empatía simbólica, llamada también fantasía (reacciones
emocionales con protagonistas imaginarios en novelas o cine).
Capacidad
de mentalización (proceso empático complejo) en la parte afectiva que consiste
en identificar las emociones del otro: alegría, tristeza, miedo, enfado,
sorpresa y asco… y expresarlas también con nuestra capacidad expresiva. Por
tanto, el proceso empático es mucho más complejo que “ponerse en lugar del
otro”.
Habló
de las Neuronas espejo que provocan un comportamiento imitativo, base de
la empatía y probablemente activen procesos más complejos como la moralidad; de la conducta pro social: “Hoy por ti mañana por mí” (se espera, llegado
el caso, una compensación, un beneficio recíproco) que hay que diferenciar del altruismo, que no pretende nada a cambio,
salvo la satisfacción personal. Un estudio de la UMH sobre estos
comportamientos pro sociales, (ayuda verbal o física, dar y compartir,
consuelo, comportamientos gratificantes como alabar, saber escuchar…) muestra
estabilidad emocional y niveles inferiores de ansiedad en personas que la
practican. Toda conducta altruista es pro social, pero no toda conducta pro
social es altruista. Siguió analizando los comportamientos de la ayuda, sus
motivaciones y el ejercicio de voluntad necesario.
Foro
interesantísimo, con una exposición diáfana que propició el coloquio posterior
con numerosas intervenciones.
Dispondremos
de más información en el habitual comentario en el próximo Boletín JubiCam.