En el
año 2007 la Confederación de Cajas de Ahorros puso en marcha una campaña
publicitaria, sufragada en dos tercios por las propias Cajas, en la que se
hacía hincapié en la diferencia entre estas entidades –cuyos beneficios se
destinaban a obras sociales- y los bancos –cuyos beneficios se utilizan para
retribuir a sus accionistas-. No gustó a la patronal bancaria y parece que hubo
quejas al Banco de España. No mucho antes, en la propia CAM se había trabajado
en un proyecto de “redefinición del posicionamiento estratégico de la entidad
con motivo de su expansión en el territorio nacional” que culminaría con una
campaña publicitaria que se encargó a la agencia Publicis Casadevall, cuya
propuesta cerraba con el eslogan “Nunca seremos un banco”, frase que incluso se
registró… pero que no se llegó a utilizar, sin que muchos ejecutivos que
llegaron a conocer la propuesta supieran por qué la dirección general optó por
eliminar esa frase.
Las
necesidades de insuflar capital a la Caja, después de aquella genial emisión de
Cuotas Participativas que no estaban siendo rentables y que algunos avispados
llegaron a vender antes de que se convirtieran en papel mojado, quizás
justificaba que el 17 de junio de 2011 la Asamblea General Extraordinaria de la
Caja del Mediterráneo aprobara la modificación de sus Estatutos y del
Reglamento de Procedimiento para la elección de sus órganos de gobierno, al
efecto de adaptarlos a la reforma del Régimen Jurídico de Cajas de Ahorros y la
segregación total de su negocio financiero y el ejercicio indirecto de toda la
actividad financiera a través de un nuevo Banco CAM.
Me
llamó la atención, entonces, que la modificación contemplaba la reducción de
los miembros de la Asamblea de 180 a 90, lo cual evidentemente lo haría más
operativo, y del Consejo de Administración de 20 a 10 consejeros, lo cual lo
haría –y esto me pareció menos justificable- bastante más “manejable” por su
presidente y por el director general.
El hecho de que el negocio financiero se segregara parece que llevaba consigo la separación patrimonial de la Obra Social, y ahí se producían –pasados los años se han confirmado- algunas incoherencias. Algunos edificios nada o parcialmente relacionados con dicha Obra Social, hoy Fundación, se le adjudicaban. Dos ejemplos: según mis fuentes, un edificio en la calle Arzobispo Loaces de Alicante que siempre se dedicó a temas de marketing y el edificio de la dirección en Murcia, completo, que hoy está arrendado en parte al Banco Sabadell.
También
quedaron en el limbo muchas obras de arte que tanto la Fundación (Caja)
Mediterráneo como la entidad bancaria se atribuyen, y que siguen pendientes de
resolver muchos años después (véanse las declaraciones del señor Boyer en
Información el pasado 12 de julio) y la responsabilidad sobre la emisión de las Cuotas Participativas, que
aunque en numerosas sentencias se le ha atribuido finalmente al BS, en varias
se ha situado a la entidad cultural como responsable subsidiaria.
Aquel verano empezó como un carrusel, el de
2011. Hubo negociaciones para incorporar inversores extranjeros al nuevo Banco
CAM, el de España parecía escéptico ante la iniciativa y negaba cualquier tipo
de garantías por su parte, se pidieron 1.000 millones al FROB en forma de
crédito, Roberto López se apuntó al ERE, no se pasaron las pruebas de estrés,
el Consejo parecía dividido ante las circunstancias… y finalmente el 22 de
julio la centenaria institución de ahorro fue intervenida o nacionalizada, a
elegir.
El 2 de agosto Carlos Moyano –relacionado con
la familia Aznar- asumía el control de la Obra Social por encargo de los
gestores del FROB, mientras se anunciaba la subasta del Banco CAM y la
transferencia a una futura fundación el área socio-cultural. El 7 de noviembre
el Banco Sabadell se lo adjudicaba por 1 euro.
En marzo de 2012 el FROB aprueba un plan
estratégico para garantizar la continuidad de la Obra Social hasta 2015, pero
en julio se cancela todo un paquete de proyectos sociales y culturales. En el
mes de mayo sus centros CAMON son premiados como la mejor obra de las Cajas.
También en 2012 culminaba la integración de
la red de CAM en el BS, quien anunciaba que iba a mantener la marca SabadellCAM,
incluyendo algunas procedentes del Atlántico y redenominando unas pocas como
SolBank.
En febrero de 2013, el Consell nombra a cinco
componentes de una Gestora para que “liquide la extinta Caja Mediterráneo”, que
se constituiría finalmente en mayo con Matías Pérez Such , Manuel Rodríguez,
Luis Boyer, Irene Bajo, Montes Tallón, Clemente García y Diego Peñarrubía. Su
misión: crear una Fundación y amortizar las dichosas cuotas. Y se hizo cargo de
39 inmuebles y 76 millones de euros. En junio la Gestora investigaba si la
marca CAM se le había regalado el FROB al Sabadell. En julio, dimite Montes
Tallón al no encontrar salida al tema de las cuotas. La Gestora inicia acciones
judiciales contra exdirectivos de la CAM. En septiembre dimitía Rodríguez.
En abril de 2014 se anuncia el arranque de la
Fundación Caja Mediterráneo, cuyo patronato con pequeños cambios (el más
importante, el cargo de presidente que paso de Pérez Such a Luis Boyer) hasta
la fecha, gestionando al ritmo que le permiten sus recursos algunas actividades
culturales. Se han cerrado centros, otros se han cedido, se produjo un ERE, y
en este año 2020 se toma una decisión de calado: el cambio de denominación para
desarraigarse por completo de sus orígenes. La Fundación Caja Mediterráneo que llegó
a preocuparse por si la marca CAM era de su propiedad, este año se ha desligado
del concepto Caja y del símbolo que la identificaba desde 1988 en una decisión
que muchos hemos estimado como injustificable.
Por su parte el Banco Sabadell ya había
procedido hace años a eliminar la marca CAM de sus rótulos de forma definitiva,
así que ahora –de concretarse su absorción por BBVA- cualquier vestigio sobre
sus raíces alicantinas quedará pronto en un archivo de memoria histórica. De
tal suerte que podamos certificar de forma fehaciente que ahora ya, sí, 33 años
después, han enterrado a la Caja de Ahorros del Mediterráneo. Descanse en paz.
Pie para la ilustración de
los logos:
Así se informó a los
empleados de CAM en un boletín interno, en junio de 2011, de cómo se utilizaría
la imagen gráfica para el Banco y para la Obra Social.
(Toni Gil)
Ilustración de Lluis Amat