lunes, 21 de julio de 2014

IR A LA VENDIMIA



    He vuelto a Nimes cuarenta años después de que nuestro respetado Paco Bernabeu me enviara a reconocer el terreno y visitar con el delegado de la Confederación, un catalán apellidado Tarrés- unos grupos de emigrantes murcianos que andaban por aquellos lares despampanando viñas. La experiencia de diez días me sirvió para conocer in situ el mundo de la emigración en el sur de Francia, muy distinto al resto de Europa. Entre otras cosas, los temporeros tenían algunas dificultades para enviar dinero a España, especialmente si lo cobrado no estaba respaldado por la hoja de paga.
    Poco tiempo después de la fusión de 1976, la Caja desplazó hasta doce compañeros a visitar, recoger y llevar al Credit Lyonnais el dinero que los vendimiadores de la Vega Baja y de Murcia sudaban en interminables jornadas al fin del verano. Pepe Asensio, Escribano, Eduardo Fernández, Carlos Meseguer, Luis Molina, Manolo Munuera, Manolo Gómez, Angel Sánchez…recorrieron los mases, las estaciones de trenes y las paradas de autobús para localizar a los clientes y facilitarles el envío de los francos franceses a nuestras oficinas en Lorca, Totana, Abanilla, Orihuela…, allí de donde procedieran…
    Ahora Nimes –centro de atracción turística donde los haya- me ha parecido otra cosa, pero la ciudad sigue sitiada por interminables filas de vides que, gracias a la crisis que nos invade, es fácil que pronto vuelvan a ver vendimiadores españoles.

Toni Gil