El
pasado martes 1 de marzo actual se desarrolló , en el Espacio CAMON de la
Fundación Caja Mediterráneo, el contenido de este Foro en el que nuestro buen
amigo y colaborador José María Tortosa Blasco, con su habitual desenvoltura
mantuvo atentos a los asistentes con sus explicaciones acerca de las
vicisitudes que, a lo largo de la historia, han acontecido y afectado a las
diferentes culturas, en virtud de los movimientos migratorios y emigratorios de
individuos y poblaciones.
Pese
a que el ser humano es una sola especie y, por tanto, la única distinción que
cabría aplicar entre personas sería la debida a las diferencias idiomáticas y
las derivadas de su propia historia, se
generan tensiones tanto por las necesidades de acomodación de quienes se ven
obligados a salir de sus países de origen como por las políticas culturales y
sociales (¿) erróneas de los países de destino, en las que se ha prescindido
oficialmente de la idea de solidaridad, cuya solución se ha dejado de manera
casi exclusiva en manos de los ciudadanos.
Estas
políticas han llevado a establecer diferencias culturales tanto internas como
externas que han dificultado no solo la integración de los flujos inmigrantes
sino la visión que, sobre ellos, se tiene en los países de acogida. La
existencia actual de guetos en los que se autoalimenta la marginación de los
individuos, que no se sienten integrados, da lugar a situaciones de violencia
como las que venimos observando. Como consecuencia, se generan en contra actitudes de no aceptación de sus
costumbres o defensa a ultranza de “lo nuestro”.
La
crisis financiera ha dado lugar a una exacerbación de actitudes xenófobas, que
han sido “sabiamente” alimentadas desde sectores de la política, señalando a los
inmigrantes como culpables, con el fin de distraer a los ciudadanos de los
problemas realmente importantes que tiene la sociedad actual.
Como
medio para conseguir que estas situaciones no se produzcan, debemos considerar
la necesidad de implantar acciones formativas que permitan ampliar el
conocimiento mutuo, reconociendo el importante papel que representan todas las
culturas y no cerrar nuestras mentes a la posibilidad de aprender de “los
otros”. Deseable sería, también, que las informaciones (¿) que se ofrecen
fueran reales, transparentes y objetivas, a fin de que pudieran servir de base
para lograr el entendimiento necesario para una convivencia pacífica.