El proyecto tuvo su “primera piedra” en
noviembre de 1979, en un solar de 5.037 metros cuadrados, con dos cuerpos: uno,
destinado a viviendas, y el otro a los nuevos servicios centrales de la Caja de
Ahorros Provincial de Alicante.
Cuentan que al efectuar la excavación
para proceder a la cimentación se encontraron con una vena de agua (el área se
sustenta sobre el antiguo barranco de Benalúa), y el manantial se aprovechó –y
continúa utilizándose, supongo- en los equipos de refrigeración.
El 20 de junio de 1984 finalmente se
inauguraba el nuevo edificio. Proyecto de los arquitectos Francisco Muñoz
Llorens y Pascual Genovés, y del de la obra Alejandro Parrés. “Dieciocho
cúpulas inundan de luz este edificio singular que consta de seis plantas de
oficinas y 17 metros de subsuelo donde su ubica el mundo de los ordenadores
controles, cajas fuertes y sofisticado equipo de maquinaria. Mármoles, maderas,
funcionalidad, comodidad se conjugan en su conjunto como constante estética y
ambiental”, así se definía en el diario Información al día siguiente.
Un patio central interior, con jardín colgante, constituía un eje sobre el que
se desarrollaban las oficinas de las plantas superiores. Además de un espacio
para exposiciones, un auditorio dotado con las más modernas técnicas permitiría
actividades culturales, congresos y convenciones.
Con la fusión CAM-CAPAV de 1992, pronto
el edificio se propuso como sede de los servicios centrales de la “nueva”
entidad, y creo recordar que se consultó con el arquitecto Muñoz Llorens para
su remodelación: se eliminó el patio central, ampliándose todas las plantas.
Prácticamente todos los servicios de los
edificios de la calle San Fernando (además del histórico, había otro enfrente
que finalmente se vendió) se trasladaron al de Oscar Esplá, que, además, al
contar con garaje permitía a los directivos utilizar plazas de aparcamiento.
En lo que me atañe más personalmente, en
la sexta planta se instalaría en 2005 un mural con las denominaciones y
logotipos de todas las entidades que habían dado lugar a la CAM, y unas
vitrinas con elementos históricos, varios de ellos centenarios; en el segundo
sótano, se constituyó el almacén del Archivo Raíces, en tres espacios –uno
exclusivo para referencias de la Obra Social, que coordinaba Carlos Mateo- que
espero sigan existiendo.
Como curiosidad, si no ando errado, el
edificio actualmente es “propiedad” del fondo de pensiones de los empleados,
quien lo debe tener alquilado al BS.
(Toni Gil)