Coincidiendo
con el número C (100) de la actual serie, aunque –según dicen- es mera
coincidencia, ayer fuimos testigos, guiados por la palabra y presentación
gráfica de nuestro compañero Toni Gil, de las múltiples vicisitudes de ése
extraordinario proyecto, llamado RAICES, que recogiendo la realidad del pasado
de nuestra querida CAM, afronta un futuro incierto no tanto por la dispersión
de sus fondos o desconocimiento de su ubicación por cuanto la , al menos
aparente, falta de voluntariedad de quienes debiendo preservar este legado no
hacen cuanto está a su alcance para ello.
Nace
RAICES en Enero del año 2004 como un proyecto cuyo objetivo principal era la “creación y mantenimiento de un archivo
histórico” con el loable fin de
reunir los vestigios históricos que acreditasen el arraigo social de la CAM,
entre otros no menos interesantes.
Impulsado
por D. Jorge Abad y D. Roberto López, se inicia
de la mano de Toni Gil, con la inestimable colaboración de la
documentalista e investigadora María del Carmen Sánchez Pacheco (y auxiliado
posteriormente por varios compañeros y algunos becarios) quienes se ocupan de
recoger documentos y objetos dispersos en diferentes localizaciones, partiendo
de una sencilla premisa: “no tirar nada a
la basura”. A renglón seguido se buscaron referencias documentales en las
Memorias anuales de las diferentes entidades de las distinciones otorgadas a la
CAM por las poblaciones en que desarrolló su actividad, recogiendo y
catalogando objetos como libretas, medallas conmemorativas, mobiliario, etc.
No
fueron pocos los clientes que colaboraron de manera totalmente altruista,
mediante la donación de objetos de su propiedad cuya recuperación hubiera sido
ardua al estar en manos privadas y de imposible localización.
A
medida que se iban obteniendo resultados de los procesos de restauración,
catalogación e inventario, algunos documentos y objetos fueron objeto de
exposición en distintas ubicaciones, como la planta noble del edificio de Avd.
Oscar Esplá, Calle San Fernando y edificios representativos de distintas
localidades. Otros fueron depositados en distintos almacenes, en espera de su
ubicación definitiva. Asimismo, se dio utilidad a la base de datos creada,
facilitando el acceso a periodistas e investigadores.
El
destino de todos estos bienes culturales
y de los esfuerzos por preservar la historia de la CAM a través de las historias de las distintas
Entidades que la conformaron y de su devenir e influencia en la sociedad, es
incierto por cuanto a partir de la intervención del FROB se ha perdido su
control.
Lamentablemente,
a día de hoy quedan sin respuesta preguntas como:
¿Dónde ubicar RAICES?
¿Quién tutela y conserva los
fondos?
¿Se va a propiciar su difusión y
desarrollo?