Continuando con lo publicado anteriormente relacionado con el "habla murciana" ofrecemos este nuevo capítulo
La región prebética comprende un espacio montañoso colindante con el noroeste de la región murciana, formado por las sierras de Alcaraz, Segura, la Sagra y María. Durante siglos, el territorio de la Sierra de Segura estuvo adscrito al antiguo reino de Murcia; se trata de un área de configuración rural con pequeños núcleos poblacionales, en su mayor parte de tipología campesina.
Con una población
dispersa por los recovecos serranos, las costumbres de la comarca, sus
tradiciones y léxico presentan características y matices propios. Estamos en un
área fundamentalmente yeísta, cuya fonología tiende a la supresión de sonidos y
la elisión de consonantes intervocálicas; los trueques de r por l en los
infinitivos y la abundancia de apócopes son también aspectos propios de estas
hablas. La histórica incomunicación de la zona ha cerrado el paso a nuevas
formas de expresión, lo que explicaría los numerosos arcaísmos que allí
perduran.
En los partidos judiciales
de Alcaraz y Yeste las terminaciones en ico
tienen formas tan particulares como llenetico,
toditico, desprovistas de su típica función diminutiva, ya que aquí denotan
idea de plenitud, de colmado. También aparece una palabra de ascendencia
valenciana y muy empleada en Murcia como es crilla,
para nombrar la patata; otro aspecto digno de mención lo constituyen las
reduplicaciones fónicas, que dan carácter enfático a ciertas expresiones, como:
chichimique, chichiribaile, pipiricoja, quiquiripuesto, titiritar, titiribaile, etc.
Un rasgo relevante en el
habla de estas montañas es la creación de voces expresivas y onomatopéyicas: acasca, acicachar, birimbol, chanfarrá,
cherras, chiquilichaque, chospe…
También abundan términos
con significado negativo o despectivo: cagalástimas, calientamanos, callacuece, carapito, cardacuca, cazoletero,
cipitonto, cuerpotriste, esmangurrio, fanfarria, farfolla, habichuelo.
marrandusco, pavilorio, pierdepueblos, piezafa, piquivano, piquichocho,
piquilargo, rabisco, remolón, sandunguero, sartenilla....
Avanzando por estas
tierras llegamos hasta la Sierra de Segura, donde a más de mil cuatrocientos
metros de altitud nace el río del mismo nombre; desde Pontones (Jaén) el Segura
nace alegre en una gran poza y va atravesando los relieves Béticos por una
serie de fallas, camino de la Región de Murcia. Ya en tierras levantinas, el
cauce fluvial recorre tres comarcas diferenciadas: Vega Alta, Vega Media y Vega
Baja, ésta última perteneciente a la provincia de Alicante, donde desemboca por
Guardamar.
Vega del Segura |
La cuenca del Segura vertebra un territorio donde la lengua va evolucionando, a medida que el rio avanza por las distintas comarcas. Así, el dialecto murciano no es totalmente homogéneo en toda la amplitud de la Región; aunque la lengua sea la misma, existen particularidades de léxico, aspectos fonéticos y formas de expresión diferenciadas. El uso de determinados vocablos, giros y locuciones es a menudo la marca identificadora entre los distintos hablantes; son rasgos que en cada sitio adquieren carácter propio, por lo que podemos decir que realmente existen diferentes “hablas”, aunque se mantengan las bases que le confieren unidad lingüística.
Desde el punto de vista
léxico, se podría trazar una línea divisoria regional: teóricamente, la parte
oriental del territorio presentaría influencias catalano-aragonesas y
valencianas, mientras que en la occidental predominaría el contacto con las
hablas manchega y andaluza; no obstante, a la vista del lenguaje empleado en
determinados lugares esta afirmación hay que matizarla, ya que su vocabulario
recibe influencias diversas.
En próximas entregas
analizaremos las distintas zonas dialectales, tomando como referencia las que
establece la Catedrática de Lengua
en la Universidad de Murcia, Mercedes Abad Merino.
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