sábado, 4 de noviembre de 2023

EL HABLA MURCIANA- SIERRA MINERA

     Continuando con la información relativa al habla murciana ofrecemos un nuevo capítulo 

La sierra minera de Cartagena-La Unión se extiende a lo largo de la costa desde la ciudad de Cartagena hasta el cabo de Palos, pasando por La Unión. ​En la zona se encuentra Portman, el Portus Magnus romano que desde la antigüedad facilitaba el atraque de embarcaciones de calado para hacer aguada y resguardarse ante los temporales. Como puerto natural cercano a las minas de Alumbres, Cartagena y La Unión, Portman sería un enclave estratégico: bien emplazado respecto a las rutas marítimas, el sitio debió tener un poblamiento considerable.  Aquí mostramos una imagen de lo que fue su hermosa bahía.

 


Bahía de Portman
 

Las minas de plata, oro, blenda y pirita fueron explotadas desde la antigüedad; posteriormente, hacia 1840 surgió la fiebre de la minería en la sierra de Cartagena. Con la llegada de los emigrantes andaluces se cavan pequeñas galerías llamadas ratoneras, que buscan vetas de galena; comienza la explotación intensiva y desde entonces hasta la década de los sesenta del siglo XX no se interrumpiría el trabajo minero en La Unión. Esta actividad extractiva generó muchos residuos que vertían directamente al mar, hasta el punto de convertir la rada de Portman en un lecho de lodo contaminado por metales pesados que colmataron la bahía, produciendo un gran desastre ecológico.

Por otra parte, la extracción del mineral se realizaba en condiciones penosas, siendo muy habituales los accidentes mortales: situación laboral precaria, salarios paupérrimos, duras jornadas diarias, explotación infantil, pésimas condiciones higiénicas, numerosos accidentes en el subsuelo... Así era el duro trabajo minero. La explotación de los obreros provocaba indignación y rabia; los quejíos expresaban sus sentimientos y serían el germen del flamenco, que acabó conociéndose como cante minero. Nacería así un argot asociado al mundo de las minas, que logró expresarse de forma espontánea en las letras de sus composiciones.

Aparecen una serie de personajes y sitios que se hacen populares: nombres como La Gabriela y El Rojo el Alpargatero; barrios míticos como Herrerías; minas como el cabezo Rajao... El resultado final es el de un lenguaje y entonación característica de la cuenca minera. Este sustrato temático pudo complementarse con los cantes de madrugá, cancioncillas que acompañaban a los obreros en la marcha al trabajo y que aportaron contenido a sus letras: condiciones laborales, miedo a la muerte, temas amorosos, reivindicaciones sociales...

Así nació el trovo, como arte popular que expresa el sufrimiento del minero. El trovero dotaría de sentimiento a ese cante por medio de letras improvisadas, siendo la espontaneidad el principal ingrediente de esta manifestación artística. La capacidad de repentizar es lo esencial en los trovos, poseía cuya letra rezuma tragedia: sepultura, explosión, malherío, velo negro…

 

                                                      El minero en la negrura

      siempre trabajando abajo

corta piedra blanca y dura

y con el mayor trabajo

va abriendo su sepultura

        Solo al minero le ayudan

           el talento y el valor

       corta piedra blanca y dura

      siempre de la muerte en pos

          va abriendo su sepultura

 

Repentistas como Manuel García Tortosa “El Minero”, el Pechinero José Castillo y el gran José María Marín, dejarían constancia de las composiciones más sentidas; nadie podía imaginar que, más de un siglo después, las obras que nacían espontáneamente se convertirían en grandes referentes del cante minero. El flamencólogo Francisco Paredes Rubio glosa un elenco de personajes que dieron grandeza a la copla minera: El Pajarito, El Morato, La Gabriela, Juan el Albañil, Chilares, Niño San Roque y muchos otros...; pero sería Antonio Grau Mora “Rojo el Alpargatero” quien se convertiría en el gran maestro del trovo, poseía popular cuya métrica está compuesta por cinco versos octosílabos de dos rimas alternas, en consonante o asonante:

 

Se quemó el Café Habanero

no lo pueden levantar,

¡Levantadlo, caballeros,

sólo por oír cantar

al Rojo el Alpargatero!

 

La figura del Rojo sería tan relevante en los cantos de la tierra como lo fueron Silverio en Sevilla, Juan Breva y el Canario en Málaga o Antonio Chacón y Manuel Torre en Jerez. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, se paralizaría la comercialización del mineral y La Unión quedaría sumida en la pobreza. Mientras Cartagena se adaptaba a la modernidad, la vecina población minera sufrió el éxodo de sus gentes; con ellas se iría parte del cante, de lo que daría cuenta el gran José María Marín en una de sus geniales improvisaciones:

Arde en sangre el corazón

viendo con vergüenza y pena

mendigar en Cartagena

a los mineros de La Unión

 

El arte repentista se consolidó  con el nacimiento del Festival Internacional del Cante de las Minas, que recoge toda la esencia del trovo fabricado desde el dolor y la pena.

 


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