sábado, 8 de abril de 2023

EL HABLA DE LA HUERTA

    Siguiendo con publicaciones anteriores ofrecemos un nuevo capítulo relacionado con El Habla Murciana

Dice el historiador británico Peter Burke que la cultura popular puede entenderse como un conjunto de significados y valores compartidos, a través de los cuales ésta se expresa o encarna. La Huerta de Murcia, con sus costumbres ancestrales y formas de expresión características, sería un buen ejemplo de este acervo cultural distintivo. Entrando en los orígenes dialectales vemos que en la Región murciana la lengua se ve influenciada por múltiples factores:

-  El primitivo romance hispano-latino que se hablaba en el sureste peninsular ya hubo de tener características peculiares durante la época visigoda.

- Posteriormente, aunque la invasión musulmana dejaría su huella, para la formación del habla regional sería determinante la repoblación cristiana.

- Así, sobre el sustrato hispano-visigodo, la posterior influencia del romance castellano, aragonés y catalán formarían el crisol de las hablas murcianas.

-  En general, las formas dialectales de la Región se corresponden con las de la lengua castellana, a cuya gramática y sintaxis se ajustan.

Ya en el siglo XIV debieron estar asentadas las formas lingüísticas murcianas, pero los escritores regionales procuraron evitar en sus obras todo asomo de lenguaje dialectal; así, el murciano no lograría forma literaria hasta finales del siglo XVIII, coincidiendo con la aparición de la prensa periodística. Las primeras muestras de literatura popular ensalzaban las costumbres y expresiones características de la Huerta, una rica tierra de pobres gentes, en su mayoría analfabetas.

La literatura panocha tendría sus raíces en el original lenguaje del pueblo, que algunos escritores costumbristas exageraron, hasta convertirlo en una caricatura del habla rural auténtica; el apelativo panocho fue tomado de la panocha, mazorca de maíz o panizo, nombre empleado para señalar a los huertanos y distinguir sus particulares formas de expresión. A la creación de este estereotipo contribuyó la literatura murciana en la época del romanticismo: un grupo de intelectuales capitalinos, tratando de recoger las tradiciones del pueblo hicieron uso de unas formas dialectales intencionadamente retorcidas y exageradas, que finalmente se insertarían en el folclore popular.

El poeta José Frutos Baeza, gran defensor del habla huertana, dice en su obra “De mi tierra”:

Que nunca en mis escritos panochos me he inclinado del lado ridículo, ni en el lenguaje ni en el fondo por muchas razones, entre ellas por ser injusto pintar como zafios a los huertanos, confundiendo lo sencillo, ingenuo y gracioso, con lo chocarrero y burdo.

En el romance “Pronunciación huertana”, describe así la fonética murciana: 

El quid del habla panocha

está en la pronunciación

y para hablarla es preciso

aprender de viva voz


La s final no es tal s,

Más bien es aspiración,

Y en el compuesto nosotros

Resultan mudas las dos.

Si a una s sigue b,

La b ya es f en rigor

como en lah fotah, loh fienes

o en otra ehfalijación

 

Si la f precede a u,

y si es diptongo mejor,

suena cual j, y se dice:

juera, juimos y junción 

Efectivamente, hay que distinguir lo que fue el léxico auténtico de la Huerta y el lenguaje panocho literario. El escritor Alberto Sevilla defendió las tradiciones y el habla popular, diciendo: hablar en panocho no es decir un barbarismo tras otro; es dar a las frases el giro que le dan en la huerta murciana: es usar sus palabras castizas. 

También Pedro Diaz Cassou nos habla de los orígenes del lenguaje rural; dice este escritor romántico que la Huerta estuvo poblada de moros, cuyas raíces han perdurado en el repertorio de voces árabes que adornan el habla regional. Captando una tradición que se perdía Cassou recopiló leyendas y un cancionero panocho; así, este erudito quiere apresar la tradición murciana, conservando el habla auténtica de la Huerta antes de que se le escape de las manos.

Junto a Díaz Cassou, Vicente Medina y Miguel Hernández probablemente sean las figuras más destacadas de nuestras letras.  El gran poeta de Archena fue un gran amante de las tradiciones y en sus Aires Murcianos se propuso dignificar el lenguaje huertano, siendo Cansera quizás su poema más sentido.

Por otra parte, la descarnada realidad plasmada por el malogrado poeta oriolano refleja las duras condiciones que padecían las gentes del campo, cuya falta de instrucción los llevaba a expresarse con deformaciones fonéticas y a incluir vulgarismos en su léxico, que serían la base de la literatura panocha.

El traje huertano recuerda la indumentaria de aquellas gentes, que hoy se recrea en los desfiles del Bando de la Huerta, una fiesta que nació como pretexto de churubitos capitalinos para divertirse, haciendo caricatura de las expresiones y costumbres del campo; pero estos festejos populares arraigaron y ya son tradición, de forma que cada año múltiples composiciones compiten para ganar la Panocha de Oro al mejor Bando en las Fiestas de Primavera de Murcia.

 

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario