Como viene siendo habitual, también
el primer martes del presente mes de febrero hemos asistido al foro de Jubicam,
que en esta ocasión y bajo el título “Alicante. Propuestas para la inclusión”,
ha pretendido analizar la realidad social alicantina en particular, sin excluir
la de la Comunidad Valenciana y la de España. Hemos contado con la voz
autorizada de Enrique Romá Romero, conocido y estimado por todos los asistentes
desde la etapa en que estuvo al frente del Área de Acción Social de la Obra
Social de CAM. Como ponente fue presentado por Rafael Olivares recordándonos su
licenciatura en Veterinaria y su entrega vocacional a la Acción Social, que
dedica en la actualidad al Centro San Rafael, del que es gerente, perteneciente
a la Fundación San Francisco de Borja.
Con referencias al reciente
informe de FOESSA, Enrique Romá inició su disertación distinguiendo la pobreza,
definida con criterios económicos como falta de recursos, de la exclusión, que
es un concepto mucho más amplio que implica apartar a la persona de su entorno,
de la comunidad.
Basado en el citado informe puso
de manifiesto el aumento de la desigualdad, la situación de riesgo de pobreza
de un 31,7% de la población de la Comunidad Valenciana y su deficiente atención
─calificada
con la peor nota─
a la dependencia, y las discrepancias entre el gobierno y Cáritas sobre estos y
otros datos que ampliamente comentó sobre España; que la primera causa de
exclusión es el desempleo; que los mayores son fuente de seguridad para las
familias carentes de ingresos salvo su pensión, y que el riesgo de
ensanchamiento de las diferencias de rentas es notable y dinámico pese a la
solidaridad familiar y redes de ayuda, que empiezan a debilitarse.
En lo que respecta a la ciudad de
Alicante, expuso y mostró mediante fotografías la precariedad de ciertos barrios,
algunos deprimidos, y las intervenciones, carentes de equidad, de las
instituciones públicas, en determinadas áreas de la ciudad, como la cornisa
marítima, que agrupan los centros oficiales, servicios, etc. con una mejor
atención ciudadana en detrimento de aquellos otros. Aportó posibles soluciones
resaltando la interacción activa del individuo en su entorno para modificar el
contexto y no permanecer en actitud pasiva. Nuestra cultura fiscal dista mucho
de criterios de protección. Es justicia social y no caridad lo que debe
exigirse a través de un profundo cambio de cada uno de nosotros.
Siguió un interesantísimo
coloquio y la congratulación de los reunidos por la documentada y brillante
exposición de Enrique.
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