La revista Mediterráneo´s en su número
de Febrero de 1993 informaba del proyecto del Conjunto Residencial Torre Guill
sobre unos terrenos propiedad de la entidad, que le había sido encargado a su
filial Urbamed, que incluía en sus 3.500.000 m² un campo de golf de 18 hoyos y
1.500 viviendas unifamiliares. Desconozco –no poder acceder al Archivo
Histórico tiene esos límites- cómo llegó esa propiedad a la Caja.
De ahí a la inauguración del Centro
Educativo del Medio Ambiente pasarían más de 8 años: el 19 de junio de 2001 se
inauguraban unas instalaciones espectaculares, ocupando una parcela de
41.000 m² cuyo coste ascendió a unos 900 millones de pesetas, diseñadas por el
arquitecto Ignacio Blanco y que incluían “un pabellón central, de 3072 metros
cuadrados, con salón de actos, cinco aulas polivalentes, anexos y zona de patio
con estanque; un pabellón de dormitorios, de 1.206 metros cuadrados, con 26
habitaciones dobles; y un pabellón de comedor, de 457 metros cuadrados”.
Además, dos viviendas unifamiliares, una denominada “casa verde”, diseñadas
asimismo con criterios de bajo consumo y eficiencia energética. Su primer
director, Manuel González-Sicilia.
Razones de equilibrio regional
justificaban esta inversión –ya se contaba con los centros de Los Molinos y
Venta Mina- y continuar con la apuesta de la Obra Social por la cultura
medioambiental. Para llevarlo a efecto, parece que hubo una permuta de parte de
los terrenos con el Ayuntamiento de Murcia –del que depende la partida de
Sangonera la Verde, donde está situada la finca-, tema que parece que no se ha
terminado de resolver.
La actividad en el centro ha ido
minorando en los últimos años, incluso se denunciaba en la prensa murciana ya
en mayo de 2016, hasta prácticamente desaparecer en la actualidad, ahora con la
justificación de la pandemia.
(Toni Gil)
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