En la mañana del martes 6 de
octubre, en el Espacio Camon de la Fundación Caja Mediterráneo, iniciamos el
undécimo ciclo de los Foros de Debate abordando una cuestión que merece
atención y discusión permanente entre científicos y filósofos en busca de una
respuesta satisfactoria: El origen de la vida.
Francisco Navarro Balsalobre
presentó al ponente, Joaquín Martín Martín, Doctor en Ciencias Biológicas por
la Universidad de Alicante, que inició su disertación partiendo de las
definiciones de la palabra VIDA, tanto del Diccionario de la Lengua Española
como de la Enciclopedia Británica, centradas únicamente en el estado de
actividad de los seres orgánicos o en el espacio de tiempo que transcurre desde
el nacimiento hasta la muerte, omitiendo su capacidad de evolución. Lovelok,
investigador británico que trabajó para la NASA, presentó en 1.969 su hipótesis
Gaia definiendo al planeta como un ser vivo que crea su propio hábitat; es
decir, que es capaz de autorregularse y crear las condiciones propicias para que
surja ese ambiente, de tal modo que la vida misma resultante es capaz de
recrearlo para mantenerse.
En el arduo proceso de
investigación seguido, de difícil comprensión en sus detalles para los profanos
en la materia, el doctor Martín Martín citó a los más relevantes teóricos que
marcaron hitos en estos estudios: Bergson, representante de la corriente
vitalista frente al positivismo, al austríaco Schrödinger, al norteamericano J.
Watson y al británico F. Crick, biofísicos descubridores de la estructura del
de ADN; este último considera como más probable que el origen de la vida en la
Tierra se deba a la llegada de moléculas químicas orgánicas complejas en
meteoritos o cometas; a Pasteur, con sus aportes a la química orgánica, a la
microbiología y a la medicina…
Se detuvo en los trabajos de
Alexander Oparín, autor de El origen de
la vida en la tierra y del biólogo inglés Haldane, que, desconociéndose
entre sí, coincidieron en la elaboración de la teoría quimiosintética, según la
cual la reacción de los compuestos inorgánicos de la tierra primigenia,
amoníaco, metano e hidrógeno y carente de oxígeno, reaccionarían entre sí sometidas
a la radiación solar, al calor de los volcanes y a la actividad eléctrica, para
formar algunas moléculas orgánicas. Mencionó el experimento de Miller y los
trabajos de Fox sobre la formación espontánea de “protocélulas” a partir de
aminoácidos.
Quizá la cita de san Agustín, que
se refiere al tiempo entendido como vida, resultó reveladora de la complejidad
del asunto que nos convocó a este foro: “¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo
pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé.”
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