Siguiendo
las previsiones de los organizadores, el día 7 de Junio a las 11 horas tuvo
lugar, en el Espacio CAMON, el CII Foro de Debate Jubicam, en el cual fuimos
conducidos, de la experta mano de D. Ignacio Álvarez Osorio, a través del
intrincado problema con que nos enfrentamos actualmente debido a la situación
en el mundo árabe.
El
ponente, profesor titular de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad de
Alicante y coordinador de Oriente Medio y Norte de África en la Fundación
Alternativas es experto en el mundo árabe y ha escrito buen número de
publicaciones sobre este tema y colaborado con diversos medios audiovisuales.
Considera que, en Occidente, hay una visión muy negativa del mundo árabe,
propiciada por el impacto de las informaciones negativas, que se ceban en
asuntos principalmente de terrorismo, dejando de lado otras consideraciones.
Con
una población aproximada de 350 millones, de los cuales alrededor del 50% son
menores de 25 años, el mundo árabe se ha visto convulsionado en los últimos años
por graves situaciones de guerra, a las que no es ajeno el hecho de que buena
parte de los países que lo forman cuentan con importantes reservas de petróleo.
Sin
pretender generalizar, se puede afirmar que la mayor parte de estos gobiernos
están o han estado vinculados a personas
corruptas y autoritarias, que han ejercido un régimen dictatorial, lo que ha
llevado, en momentos de altas tasas de desempleo y otras carencias de tipo
social (libertad, dignidad, justicia), al surgimiento de actuaciones como la
Primavera Árabe, en la cual la población demandaba mayores libertades y cambios
sociales.
En
países como Egipto, sacudido por tasas de pobreza que alcanzan a más del 50% de
la población, movilizaciones pacíficas, integradas por hombres y mujeres, han demandado
cambios sociales al igual que se ha hecho en Argelia, Túnez y países del Golfo. La presencia de la mujer,
antes invisible, se ha hecho presente incluso en algunos Parlamentos, dando un
salto cualitativo y cuantitativo con respecto a la situación anterior.
Lamentablemente,
el autodenominado Estado Islámico ha aprovechado la situación de descontento y,
con ánimo de extenderse y permanecer, ha ocupado importantes zonas en Irak o
Siria y ha declarado la guerra a la monarquía Saudí, dando lugar a importantes
éxodos de población que huyen tanto de la guerra como de la radicalidad de las
normas que pretenden imponerles. Paradójicamente, mientras se alienta a la
lucha contra “el infiel”, una mayoría abrumadora de víctimas de los grupos
radicales son musulmanes.
Los
países ribereños del Mediterráneo presentan una situación menos conflictiva que
los del Golfo, en parte porque habiendo formado parte de colonias europeas los
contactos sociales y culturales han propiciado menos el radicalismo en los
movimientos islamistas.
Una
situación compleja, sin duda, acerca de la que podremos obtener una información
más amplia en el resumen que se publicará en nuestro Boletín Jubicam.
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