De la mano de Dª. Naima
Benaicha Ziani, (Licenciada en Traducción Interpretación por la UA,
Especialista Universitaria en Mediación Social Intercultural, Experta en
Cooperación Internacional para el Desarrollo y Doctora en Filosofía y Letras) ,
argelina de nacimiento, arraigada en Alicante y con nacionalidad española,
actualmente Profesora del Área de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad
de Alicante, donde imparte diversas materias, fuimos desgranando las
circunstancias y vicisitudes que las particularidades de la Constitución
Argelina confiere al culto de las religiones a quienes habitan en Argelia.
Dicha Constitución, en su
artículo 2 establece el Islam como la religión del estado y, si bien, en otro
punto de su articulado establece la libertad de culto, todo ciudadano que nace
en Argelia es, automáticamente, musulmán. La Iglesia Católica, por permiso
expreso, tiene permitido el culto en sus iglesias, no así realizar actos
públicos fuera de estas.
En 2016 hubo una
proposición de enmienda al artículo 36 de dicha Constitución que hubiera
garantizado el derecho de los ciudadanos a practicar o no cualquier culto, pero
fue rechazada por los musulmanes conservadores.
No existen estadísticas
oficiales acerca del porcentaje de argelinos que profesan el islam, pero se
estima que, al menos, el 60% no son practicantes. Quienes se han convertido al
cristianismo no gozan de buena imagen social y, debido a ello, hay quienes
practican en privado. De igual modo, en caso de herencias existe una
discriminación negativa hacia los no musulmanes.
La extensión de la
Iglesia Católica es importante y prácticamente en todos los núcleos de
población hay iglesias, autorizadas oficialmente por el Estado argelino y
organizadas a través de cuatro diócesis. La misa se lleva a cabo en lengua
francesa, exclusivamente, excepto los martes que es en árabe.
Las demás religiones no
católicas tienen dificultades para su establecimiento.
La convivencia actual
entre católicos y musulmanes es buena y se reforzó a partir del “decenio negro”
en el que más de 300.000 personas fallecieron y hubo cientos de desaparecidos
como consecuencia del terrorismo que se infiltró desde Libia. Católicos y
musulmanes se unieron en el esfuerzo por expulsar a los terroristas.
En diciembre de 2018 en
un acto oficial en el que intervino el Ministro argelino de Asuntos Religiosos
y el Cardenal Angelo Becciu, como representante del Papa Francisco, se llevó a
cabo la beatificación de un grupo de religiosos y católicos que fueron
víctimas, por su fe, de actos terroristas que les ocasionaron la muerte.
Nuestros compañeros Toni
Gil, Paco Ramírez, Paco Sempere y Rafa Olivares, entre otros, plantearon
diversas cuestiones, una vez finalizada la exposición de la ponente, que
obtuvieron de esta la aclaración correspondiente.
En el próximo Boletín
Jubicam se ofrecerá información más amplia y detallada
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